MAGRITTE

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jueves, 21 de octubre de 2010

APRENDER A EQUIVOCARSE

                     
Una de las virtudes-defectos más cuestionables: el perfeccionismo.

Virtud, porque evidentemente, lo es el tender a hacer todas las cosas perfectas. Y es un defecto porque no suele contar con la realidad: que lo perfecto no existe en este mundo, que los fracasos son parte de toda la vida, que todo el que se mueve se equivoca alguna vez.

He conocido en mi vida muchos perfeccionistas. Son, desde luego, gente estupenda. Creen en el trabajo bien hecho, se entregan apasionadamente a hacer bien las cosas e incluso llegan a hacer magníficamente la mayor parte de las tareas que emprenden.

Pero son también gente un poco neurótica. Viven tensos. Se vuelven cruelmente exigentes con quienes no son como ellos Y sufren espectacularmente cuando llega la realidad con la rebaja y ven que muchas de sus obras -a pesar de todo su interés- se quedan a mitad de camino.

Por eso me parece que una de las primeras cosas que deberían enseñarnos de niños es a equivocarnos. El error, el fallo, es parte inevitable de la condición humana. Hagamos lo que hagamos habrá siempre un coeficiente de error en nuestras obras. No se puede ser sublime a todas horas. El genio más genial pone un borrón y hasta el buen Homero dormita de vez en cuando.

Así es, como decía Maxwel Brand: "Todo niño debería crecer con la convicción de que no es una tragedia ni una catástrofe cometer un error".

Por eso, en las personas, siempre me ha interesado más el saber cómo se reponen de los fallos que el número de fallos que cometen. Ya que el arte más difícil no es el de no caerse nunca, sino el de saber levantarse y seguir el camino emprendido.

Temo por eso la educación perfeccionista. Los niños educados para arcángeles se pegan luego unos topetazos que les dejan hundidos por largo tiempo. Y un no pequeño porcentaje de amargados de este mundo surge del clan de los educados para la perfección.

Los pedagogos dicen que por eso es preferible permitir a un niño que rompa alguna vez un plato y enseñarle luego a recoger los pedazos, porque "es mejor un plato roto que un niño roto".


Es cierto. No existen hombres que nunca hayan roto un plato. No ha nacido el genio que nunca fracase en algo. Lo que sí existe es gente que sabe sacar fuerzas de sus errores y otra gente que de sus errores sólo saca amargura y pesimismo. Y sería estupendo educar a los jóvenes en la idea de que no hay una vida sin problemas, pero lo que hay en todo hombre es capacidad para superarlos.

No vale realmente la pena llorar por un plato roto. Se compra otro y ya está. Lo grave es cuando por un afán de perfección imposible se rompe un corazón. Porque de esto no hay repuesto en los mercados.
  

José Luis Martín Descalzo


martes, 12 de octubre de 2010

¿CÓMO SE APRENDE CUANDO LA TELEVISIÓN ES EL PRINCIPAL PROFESOR DE NUESTROS NIÑOS Y JÓVENES?



Es más que usual que los niños y jóvenes rehúsen leer o acceder a la información que necesitan a través de los medios escritos y cada vez lo hagan más a través de los medios audiovisuales o la imagen. Esto nos tendría que hacer reflexionar más. El medio a través del cual se accede a los conocimientos básicos con los que luego se desenvuelve nuestra conciencia para decidir una vez más no es neutral, no es lo de menos. El fin es a los medios lo que el árbol a la semilla. Un medio tan poderoso como la televisión, que precede y es simultáneo a la escuela y otras instituciones que exigen la lectura y la escritura, no puede ser analizado sólo desde los contenidos que transmite, ni siquiera desde la especificad de su lenguaje audiovisual. Exige también, para los educadores, una reflexión sobre epistemología.

La epistemología, que es una de las fuentes primordiales de todo proyecto educativo, se hace preguntas del estilo: ¿Qué se aprende?, ¿Cuál es el objeto del conocimiento?,¿ Cómo se aprende? La propuesta de lo medios de comunicación audiovisuales está básicamente sostenida en la imagen-símbolo. Nos atrevemos a señalar aquí más detalladamente las características en las que los expertos coinciden con relación al modo de aprender que supone este modelo de acceso al aprendizaje:

Asimilación acrítica e irreflexiva de la información que se presenta bajo el mito de la “objetividad” de la imagen directa. Ver es igual a comprender. 

El criterio de verdad está directamente relacionado con la percepción de la imagen directa de la realidad a través de una cámara. Es verdad…lo que dice la tele que es verdad. Todo el mundo sabe que la imagen es tremendamente manipulable. Muchos tienen experiencia de ello cuando simplemente han hecho una fotografía de algún lugar. Pero esta premisa ha forjado en la mente de los jóvenes un criterio inconsciente de gran consistencia.

Asimilación de estereotipos como herramientas del conocimiento. 

Estereotipos muy difíciles de desmontar y que son básicamente de índole sensorial, intuitivo y emocional. Sobre séxo, género, raza, condición social,… La realidad que presentan los medios de comunicación está tremendamente estereotipada. Lo bello, lo bueno, lo feo, lo malo, lo correcto, lo incorrecto, … transcurre según prototipos perfectamente estudiados. Ningún programa descuida estos estereotipos sin arriesgarse a ser censurado.

Necesidad de hiperestimulación para mantener la atención. 

La estimulación requiere la captación rápida de todos los sentidos y la velocidad y el cambio permanente. El plano de la percepción al que van destinadas las imágenes es metalingüístico, va más allá de la lógica de la conciencia. No es subliminal sino tremendamente primario, intuitivo, emocional. Eso exige el concurso de trucos cada vez más sofisticados para mantener la atención de la audiencia, para conseguir ese estado de hipnosis en el que casi nos quedamos cuando vemos la tele. Eso provoca también que cuando estamos ante chicos educados en esta forma de estar atentos nos encontremos lo difícil que es mantenerlos atentos o concentrados con otros medios más tradicionales como la comunicación oral o escrita, que requieren otras vías de atención más fragmentarias.

Fragmentación del conocimiento. 

Dificultad para sintetizar, asimilar , reconstruir con sentido, reflexionar sobre toda la información fragmentaria imbuida. La realidad está construida como un suma y sigue de informaciones que se dan por verdaderas y que se superponen a la velocidad de la luz, sin disponer de espacios de reflexión o asimilación crítica de lo que se asume como verdadero.


Pasividad y aislamiento en la realidad virtual. 

Lo virtual, la imagen, el contexto que ella crea, los estereotipos mentales que ella crea, las conversaciones que ella estimula, los mensajes, el lenguaje que ella crea, … son LA REALIDAD. Un muchacho que contempla todos los días delante de sus narices la violencia de la pobreza o de la agresividad, solamente la da crédito, credencial de veraz, cuando la contrasta con la información que aparece en su pantalla de televisor, computador o celular. Además el medio promociona una cultura del espectador. Todo lo más interactuando, participando en la realidad virtual con alguna interferencia consentida. Pero siempre como individuo, aislado en un espacio y en un tiempo virtual. Esta cultura tiene mucho que ver con la ausencia de un compromiso con la realidad, incluida la más cercana y palpable.

Alienación. Enajenación mental. Las posibilidades de manipulación de un sujeto educado con este acriticismo son inmensas. 

La primacía de la imagen o el audiovisual sobre la escritura y la lectura. Esto es, de la percepción sobre la abstracción, lo sensitivo sobre lo conceptual, la forma sobre el contenido, el espectáculo sobre la reflexión, lo concreto sobre lo simbólico. Estudios sobre la imagen nos desvelan su intención de alimentar el universo mental preverbal y transracional. Ha nacido una nueva definición de analfabetismo. No sólo el que no sabe leer y escribir sino el que piensa que apenas es necesario porque está perfectamente convencido y seguro de saber funcionar en este mundo virtual. Desposeido no sólo del lenguaje sino de la verdad de su experiencia. La verdad la determina no la experiencia reflexionada… sino la tele.


Manuel Araus

Publicado en el blog “educación para la solidaridad”

viernes, 8 de octubre de 2010

LOS NIÑOS Y SUS RELACIONES



“Fíjate lo lento que eres, tu hermano se ha tomado todo el desayuno y tu ni siquiera has empezado.”

A parte de esta relación en familia, los niños necesitan entablar relaciones con niños de su edad que les haga vivir nuevas experiencias y situaciones. Es una forma de contacto que les permite salir de sus límites conocidos y generar un sentimiento de amistad. Este tipo de relaciones les hace ser partícipes de la vida de una persona con la que se sienten reconocidos y además ganan en autonomía.

En los juegos que ellos crean imponen una serie de normas y reglas que hay que cumplir, lo que les aporta una serie de experiencias fundamentales. Es una forma de convivencia que les hace sentirse autónomos en un plano de igualdad, que se combinan consentimientos de afecto
En la vida de cualquier niño, en un primer momento la dependencia afectiva que tienen corresponde totalmente a los padres, aunque con el paso del tiempo y a medida que descubren el mundo se irán relacionando con otras personas: tíos, amigos, otros niños, etc.
Todas las relaciones que entablen, van a servirles como medio para seguir creciendo y enriqueciéndose. Aunque la socialización del niño depende en cierto modo de la forma de vida, es decir, si acude a la guardería, si lo cuida alguna canguro, si interactúa mucho con otros niños, también es cierto que hacia la edad de 3 años esa capacidad de relacionarse se convierte en una verdadera necesidad.

Esta necesidad suele ser más evidente a esta edad ya que el niño ya ha experimentado las primeras separaciones de los padres y además ya tiene suficiente autonomía tanto física como psíquica.

Ha podido observar que los padres tienen otras muchas ocupaciones y que si se relaciona con niños, generalmente están dispuestos a jugar a cualquier hora igual que él.

Poco a poco lo que hace es ampliar sus espacios de actuación, sus propios límites se agrandan y con ellos su capacidad para ser feliz y desarrollarse adecuadamente. Como punto de partida, sobre todo al principio tendrá a su familia, pero poco a poco se irá integrando en la vida sociedad.

Cada una de las nuevas experiencias y relaciones que entabla el niño, le sirven para perfeccionar su experiencia y por supuesto le ayudará a conocer otras maneras de desenvolverse, de ver el mundo y de formarse en él.

Otra forma de relación que tienen los niños muy cercana a casa es aquella que mantienen con los hermanos, en el caso de que se tengan lo cierto es que propicia que la infancia se viva de otra manera. Muchas veces no va acompañada de sosiego y camaradería, pero eso mismo forma parte del “juego” y se convertirá en una importante experiencia que le hará respetar la particularidad de un igual.

Un hábito que tenemos que evitar a toda costa es el de hacer comparaciones entre hermanos, ya que no llevan a ninguna parte y además de hacerle sentir inferior al niño hace estragos en su autoestima.

“¿Cómo puede ser que tengas miedo a dormir a oscuras si tu hermano lo hace desde hace años?”
, generosidad y rivalidad.

La escuela es otro aspecto importante en el desarrollo de cualquier niño, no solo como lugar de aprendizaje de concreto sino también como espacio para aprender relaciones y situaciones nuevas. Es una nueva forma de verse a si mismo y a los demás.

La escuela es un espacio en el que el niño deja de ser el centro de atención y recibe un trato parecido a sus compañeros, lo que les hace asumir poco a poco el papel de comunidad.

En definitiva todas aquellas experiencias que el niño viva en la escuela van a ayudarle a fortalecerse como individuo y le hará que asimile toda una serie de valores que le servirán para el resto de vida.